Esta mañana hemos subido al oratorio. Nos preparamos para cambiar nuestros corazones. En nuestras manos se pueden observar dos corazones, uno blanco de piedra; en él hemos escrito cosas que nos gustaría cambiar. El otro rojo donde hemos escrito cosas que nos ayudan a parecernos a Jesús.
Todos queremos un corazón rojo. Para ello, hay que hacer siempre el bien.
Todos queremos un corazón rojo. Para ello, hay que hacer siempre el bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario